Todo cuerpo quiere expresarse, hay que dejar que hable, todo cuerpo tiene un universo que contar. Es tan sano dejar que el cuerpo hable e intentar que la mente calle… Dar un tiempo y un espacio en nuestras vidas para permitirnos que esto suceda hace tanto bien… Después de mis años en movimiento cada día estoy más convencida de ello y no sé cómo gritarlo al mundo para que se extienda.
Es muy bello ponerse en manos de un Mago que te observe y dirija tu cuerpo, y que de repente se abran ventanitas que parecían no estar ahí pero que agradeces haber descubierto. El primer gran día consistió en dar lugar a la araña y al toro, sutileza y debilidad versus determinación y fortaleza. Explorando esos límites de verdad e intentando representarlos sólo con el cuerpo llegas a sentir en su mezcla un equilibrio muy beneficioso, y te deja un poso en la mente que dura días…
Ana, Emma, Juan, Luz y Samuel están también en este medio de dejar que el cuerpo hable, y en particular de crear algo con la guía de ‘El Mago’. Todo parto creativo tiene su parte de dolor, hay un momento en el que dan ganas de rendirse, pero superado ese punto de inflexión la emoción compensa. Lo he vivido en mí y lo he visto también en la gente que me rodea. Al final del proceso, llegada la hora de ver aquello nacer, con su forma, su vida y su propia historia, entonces la emoción interior compensa.
Durante el proceso veo imágenes que me embaucan, sumadas a una música que por momentos no me deja contener la emoción. Y pienso en la belleza de las cosas simples, de los cuerpos que se dejan estar y hacer, porque todos tenemos mucho que contar una vez que abrimos esa puerta, la del lenguaje sin palabras y de posibilidades sin límite que nos da un cuerpo en movimiento, un cuerpo de la forma que sea, con el pulso que tenga, lo que parece más importante no lo es tanto… Pienso que bastaría solamente con danza y música.
Imágenes que me enseñan, y doy gracias cada día:
– Dos mujeres que esconden universos de pasión en silencio, y se enamoran también de lo que ven, en el cielo o en la tierra, y juegan en su paraíso, y cuando se encuentran simplemente se miran, para seguir enamoradas de ese universo donde el pecado no existe…
– Derrota, perder para ganar. Trofeos del pasado que no alivianan el camino. Si al final nuestro destino es mirar al infinito… ¿hasta cuándo perseguir la pose del triunfo? Competir, una lucha que desgasta y… la derrota. Rendirse, dejarse vencer y levantarse, abrir paso a nuevas victorias sin trofeos. Vencer.
– Tierra y aire. El hombre con deseos de pájaro. Aunque su cuerpo es sumiso a la ley de la gravedad, nada impedirá que el aire penetre y su mente vuele, y entonces será pájaro, hasta que decida cerrar la puerta…
‘El Mago’ se llama Roberto Torres, y esto ha sucedido en sus clases de expresión corporal en el Teatro Victoria durante 2014. Suya es la cita «El cuerpo miente menos que las palabras». Siempre gracias.